El gobierno de Estados Unidos anunció una nueva suspensión de las importaciones de ganado desde México, tras confirmarse un caso de gusano barrenador en el municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz.
La decisión fue tomada por el Departamento de Agricultura (USDA) y marca un retroceso en el proceso de reapertura que había comenzado apenas el 7 de julio, luego de un cierre que duró más de siete semanas.
El brote detectado en Veracruz reavivó las preocupaciones sanitarias en Estados Unidos. Aunque las autoridades mexicanas señalaron que se trató de un caso aislado, el USDA consideró que no existen condiciones suficientes para reabrir completamente la frontera. La secretaria del organismo, Brooke Rollins, explicó que solo se permitirá el reinicio de las importaciones cuando se observe un progreso sostenido en la contención de la plaga.
El gusano barrenador del ganado, también conocido como Cochliomyia hominivorax, es una larva de mosca que deposita sus huevos en heridas abiertas del ganado. Al nacer, las larvas invaden los tejidos, provocando infecciones graves e incluso la muerte. Estados Unidos erradicó esta plaga en los años sesenta y mantiene una política estricta para evitar su reintroducción.
La presidenta Claudia Sheinbaum calificó la medida estadounidense como exagerada. Argumentó que el brote en Veracruz fue contenido rápidamente y que ya se están aplicando medidas de emergencia, como la liberación de moscas estériles y campañas de inspección en la zona. El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) también afirmó que el número de casos activos ha disminuido significativamente y que la situación podría controlarse en un par de semanas.
El cierre anterior, ocurrido en mayo, ya había generado un fuerte impacto económico en el sector ganadero. México exporta más de mil millones de dólares anuales en ganado a Estados Unidos, y las pérdidas acumuladas por las restricciones sanitarias superan los 700 millones de pesos, según estimaciones del sector.
México también anunció que construirá una planta para producir 100 millones de moscas estériles por semana, con apoyo técnico de Estados Unidos. Esta medida busca reforzar el control biológico de la plaga y garantizar que no se presenten nuevos brotes que afecten la exportación de animales vivos.
El nuevo cierre representa un desafío para la cooperación sanitaria bilateral y pone de relieve la importancia de mantener una vigilancia constante en materia de sanidad animal. Aunque el gobierno mexicano insiste en que la situación está bajo control, Estados Unidos exige evidencia científica que respalde la erradicación efectiva del parásito en las regiones afectadas.