La Auditoría Superior de la Federación en 2019 reveló deficiencias en la rehabilitación del tramo de la Línea Z del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, donde ocurrió el descarrilamiento que dejó 13 muertos y 98 lesionados en Nizanda, Oaxaca.
Entre las deficiencias destacó que la zona donde se ubica la curva donde descarriló el tren, presentaba complicaciones técnicas por la orografía.
De acuerdo con los informes de la Cuenta Pública 2020 y 2023, revelan un posible daño al erario por más de 33.5 millones de pesos, con anomalías que incluyen obras fantasma, anticipos sin ejecutar, rieles más caros que nunca se colocaron, personal inexistente y contratos inflados.
Señaló falta de acreditación de letreros normativos de obra en dos contratos distintos, aunque autoridades argumentan que los letreros fueron vandalizados o retirados, la ASF determinó un daño de 418 mil 800 pesos, ya que no se presentó evidencia fotográfica ni denuncias ante el Ministerio Público que respalden que existieron.
Detectó sobrecostos por error de captura y que se pagaron 4 millones de pesos adicionales debido a que se cotizó riel de mayor peso (136 lb/yd) del que realmente se instaló (115 lb/yd).
Asimismo, detectó anticipos millonarios sin obra, específicamente en el tramo Ubero-Mogoñé, en donde incluso se entregó un anticipo de 187.9 millones de pesos, un 20% del contrato sin que los trabajos iniciaran y no se presentó documentación que acreditara el uso correcto de los recursos mencionados para la compra de materiales.
