Las futuras misiones espaciales contemplan destinos más lejanos que la órbita terrestre, lo que exige preparar a los astronautas para enfrentar soledad, confinamiento y presión mental extrema durante meses enteros.
Con ese objetivo, la Agencia Espacial Europea y el Centro Aeroespacial Alemán desarrollan el estudio SOLIS100, un experimento que analiza cómo afectan las condiciones interplanetarias a la salud física y psicológica humana.
El proyecto recrea un escenario de aislamiento absoluto, permitiendo evaluar la resistencia emocional y operativa necesaria para sobrevivir en misiones hacia la Luna, Marte y más allá.
Seis voluntarios pasarán cien días dentro de una estación simulada, realizando labores científicas, mantenimiento del módulo y actividades que reflejan operaciones habituales de astronautas en misiones prolongadas.
El protocolo contempla 126 días totales, incluyendo capacitación previa y recuperación posterior, con inicio programado para abril de 2026 y conclusión prevista en agosto del mismo año.
Aislamiento extremo: Vivir como astronauta en la Tierra
Cada participante dispondrá de una cápsula privada para dormir, mientras el resto del hábitat contará con cámaras que monitorearán comportamiento, decisiones y desempeño en ambientes controlados.
La simulación estudiará la toma de decisiones bajo presión, la reacción ante fallas simuladas y la capacidad de cooperación en entornos reducidos con recursos sumamente limitados.
El estudio busca determinar qué estrategias psicológicas y fisiológicas pueden mejorar el bienestar, elemento crítico para futuras misiones espaciales que durarán años lejos del planeta.
Para reconocer su compromiso, cada voluntario recibirá 23,000 euros, reflejando el valor de tolerar aislamiento extremo con condiciones similares a misiones reales en espacio profundo.
Microgravedad simulada: El desafío físico del estudio SMC3
Otro experimento complementario es SMC3, donde participantes permanecen 60 días en cama inclinada, reproduciendo cambios corporales similares a la ingravidez orbital.
Los voluntarios perderán masa muscular y equilibrio, permitiendo evaluar tecnologías como GravityBed y electroestimulación para conservar fuerza, movilidad y coordinación durante misiones prolongadas.
Ambos proyectos exigen aspirantes entre 25 y 55 años, con excelente condición física, dominio de idiomas y estudios superiores adecuados para investigación científica rigurosa.
Las pruebas médicas, psicológicas y de antecedentes garantizarán seleccionar candidatos preparados para enfrentar los retos humanos que definirán el futuro de la exploración espacial interplanetaria.
















