Las luciérnagas, símbolos de la magia natural nocturna, enfrentan una crisis silenciosa. Sus poblaciones están disminuyendo a un ritmo alarmante debido a la pérdida de hábitat, contaminación lumínica y uso de plaguicidas.
Amenazas que apagan su luz
De acuerdo con Greenpeace, tres factores son los principales responsables del declive global de las luciérnagas:
- La pérdida de hábitat —provocada por la deforestación y la urbanización— destruye los bosques, humedales y campos donde viven y se reproducen.
- La contaminación lumínica interrumpe su comunicación mediante destellos, afectando la reproducción y reduciendo sus poblaciones.
- El uso de plaguicidas mata de forma indiscriminada a insectos esenciales, incluidas las luciérnagas, además de dañar la cadena ecológica que sostiene su existencia.
Los científicos advierten que estas amenazas, combinadas con el cambio climático, agravan su desaparición. Las sequías prolongadas y los cambios de temperatura alteran los ecosistemas húmedos donde crecen sus larvas, reduciendo su esperanza de vida.
“El calentamiento global está modificando los ciclos de reproducción y afectando directamente su supervivencia”, señalaron expertos citados por Greenpeace.
México, segundo país con mayor diversidad de luciérnagas
Una investigación de la UNAM reveló que México alberga alrededor de 301 especies de luciérnagas, siendo el segundo país con mayor diversidad en el planeta.
Estas especies se concentran principalmente en la región centro, el noroeste y la zona golfo-caribe. Su presencia es vital, ya que funcionan como bioindicadores del equilibrio ambiental y ayudan al control natural de plagas.
Sin embargo, especialistas advierten que su número está cayendo rápidamente y que, si no se toman medidas urgentes, su extinción podría volverse irreversible.
Entre las acciones prioritarias, proponen limitar la deforestación, reducir la contaminación lumínica y restringir el uso de agroquímicos.















