«¡Hay fuego!, ¡hay fuego! ¡No manches!», exclamaron niños de San Francisco Ayotuxco al ver las llamas de un incendio en la zona boscosa que alcanzaron varios metros de altura y una densa nube de humo que envolvió cientos de árboles y fue visible en varios kilómetros a la redonda.

Este fue sólo uno de los 998 incendios que se han registrado este año en el Estado de México, donde el número de afectaciones a bosques casi se ha duplicado respecto al mismo periodo de 2020, de acuerdo con datos de la Protectora de Bosques (Probosque), de la Secretaría del Campo, en su corte del 5 de abril.

Los siniestros han afectado 7 mil 589 hectáreas de pastizales que corresponden a 92.6% del área afectada; 551 hectáreas de renuevo, es decir 6.7% y 57.7 hectáreas de arbolado adulto, esto es 0.7% del total de afectaciones, puntualizaron autoridades de Probosque.

En el mismo periodo del año pasado, expertos en extinción de incendios de esa dependencia, conocidos como «chamusquines», combatieron 384 siniestros, con una afectación de 4 mil 971 hectáreas.

El aumento en la incidencia de incendios en el Estado de México se debe a que la temporada invernal de 2020 fue más fría que el año anterior. Ello provocó más material seco en las zonas forestales, y por lo tanto, que se convierta en combustible para el fuego, indicaron autoridades de la Secretaría del Campo.

El 99% de los incendios forestales son provocados por fogatas, colillas de cigarros arrojados desde carreteras, pirotecnia, globos de cantoya e, incluso, vidrios que al reflejar el sol genera fuego.