Decía Ralph Emerson que, “la primera riqueza es la salud”. En el artículo 4º, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se reconoce el derecho humano que todo individuo tiene a la protección de la salud, por lo tanto, las vacunas contra el COVID-19 son de carácter fundamental para la protección individual, y con ello interrumpir la circulación del virus, lo que es importante para la salud pública.

En días pasados, un juzgado federal ordenó incluir a menores de 12 a 17 años de edad en el programa de vacunación contra el COVID-19, sin embargo, el Gobierno Federal no estuvo de acuerdo e impugnó esa decisión.

Esta semana, la Secretaría de Salud Federal anunció el pre-registro de vacunación contra COVID-19 para jóvenes de 15 a 17 años, donde a partir del viernes podrán registrarse en línea. Por fin, serán incluidos en el plan de vacunación contra el SARS-CoV2. Como joven, me da gusto que avance la vacunación con los menores de edad, el derecho a la salud, debe ser universal y eficaz. 

Así pues, México debe intensificar la vacunación en los jóvenes, ya que, es necesaria y fundamental para continuar con la reactivación económica. Debemos saber que el derecho a la salud y el bienestar integral de las y los mexicanos deben ser una prioridad.

Actualmente, las vacunas han sido un símbolo de salvación y combate contra el COVID-19. Estas representan mucho más que una protección personal, ya que, también protegen a las personas de nuestro alrededor, por eso la importancia de acelerar e incluir a todas las niñas, niños y adolescentes en el plan de vacunación contra el SARS-CoV2. 

Por último, considero que vacunar a las niñas, niños y adolescentes mexicanos no debe ser entendido como un gasto innecesario, sino como un acto legítimo y congruente de respeto y garantía de su derecho humano a su salud. La vacunación permite cuidarnos a nosotros mismos, pero también a las demás personas. 

Twitter: @AlejandroDíazDz

Estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma del Estado de México.