Luego del “cacerolazo” o la protesta que llevaron a cabo empresarios y decenas de trabajadores -meseros, capitanes, cocineros, chef, entre otros- este lunes, al menos mil restaurantes y negocios de comida, tanto en el Estado de México como la Ciudad de México, decidieron abrir sus puertas bajo su propio riesgo, para recibir a clientes con todas las medidas de seguridad o bien para ofrecer alimentos para llevar.

«Aunque no lo hemos alentado, muchos han decidido abrir en ambas entidades por la desesperación de generar un ingreso. Algunos ya recibieron visitas de la autoridad y los están invitando a cerrar, en la entidad aún no hemos tenido clausuras. Cada empresario bajo su riesgo decide qué hacer», refirió Patricio González Suárez, presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes (Asbar) del Estado de México.

Considerando los 75 mil restaurantes que hay en la entidad -expresó- mil abiertos son muy pocos. Además de que para muchos restaurantes -dijo- no es viable ofrecer comida para llevar porque representa menos del 3 por ciento de la venta, ya que no es costeable ni para pagar la luz y otros servicios.

Tras la mesa transversal que se llevó acabo este lunes con autoridades estatales -Salud, Desarrollo Económico, Justicia y Derechos Humanos, y Protección Civil- no hubo una respuesta favorable, sin embargo, el jueves 14 de enero tendrán una segunda reunión y esperan que haya flexibilidad para que los dejen operar.

«No obtuvimos mucho y lo que queremos es que nos den una fecha para tener certeza como sector y como trabajadores. Hay disposición y diálogo pero la decisión la toma el gobierno, de ahí que entiendan la importancia que tiene el gremio y dejé imperar la informalidad».

Lamentó que haya puestos de comida por todas partes en las calles sin las debidas medidas de higiene y haya restaurantes formales cerrados. Sostuvo que han pedido la reapertura para contener la situación y evitar que se pierdan más fuentes de empleo.

«Es lógico que haya mucha gente vendiendo en las calles porque tienen necesidad y no les dicen nada. El comercio informal, llámese mercados, están abarrotados porque la gente no se queda en casa».

Sostuvo que no están pidiendo que cambie el semáforo epidemiológico, pero si que los dejen abrir y quien no cumpla con las medidas que lo cierren. Recordó que antes de la pandemia había en la entidad 76 mil negocios dedicados a la venta de alimentos y bebidas y en los últimos meses han cerrado aproximadamente 10 mil, los cuales han dejado sin empleo a 60 mil personas.

«Cada negocio que cierra deja sin trabajo a seis personas. Actualmente 300 mil empleos directos dependen del sector en la entidad, aunado a la cadena de proveeduría del sector».

González Suárez sostuvo que es indispensable que esta misma semana se tenga la fecha de reapertura del sector restaurantero a nivel estatal y haya un plan de reactivación que permita la recuperación de miles de fuentes de empleo.

Cierre afecta 20 mil fuentes de empleo

Al respecto, Mauricio Massud Martínez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados en el Estado de México (Canirac), refirió que el cierre afecta 20 mil fuentes de empleo y un número significativo de unidades económicas que se han declarado en quiebra.

Indicó que en esta misma circunstancia se encuentran centros comerciales, micro unidades económicas, prestadores de servicios y proveedores ligados a una gran cadena de suministros.

«No podemos permitir que nuevamente nos estén aplazando cinco días, 10 días y así de manera indeterminada como sucedió la vez anterior que llegamos a 100 días, lo cual se llevó consigo el patrimonio de miles de familias, privilegiaremos siempre el diálogo y lo llevaremos hasta las últimas consecuencias, pero esta ya es una situación insostenible”.