Un anexo para alcohólicos en el municipio de Jocotitlán, Estado de México, fungía como punto de venta de drogas, sitio de reclutamiento de jóvenes para el crimen organizado y fosa clandestina, mismo que era operado por Enrique Sánchez Canuto y su madre, Maribel Canuto para La Familia Michoacana.
En el mismo predio donde se encuentra el centro de rehabilitación “San Judas Tadeo”, está la casa de El Canuto, como se le conoce a Enrique, y otra casa de su hermanastra. En este terreno se encontró el 18 de marzo una fosa clandestina.
De acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía del Estado de México, en la fosa se encontró el cuerpo de Juan Pablo Antonio Lara, joven de 21 años que había sido reportado como desaparecido el 9 de enero pasado.
Las indagatorias señalan que Juan Pablo operaba una grúa de autos y al acudir a un llamado el pasado nueve de enero fue secuestrado. Sus plagiarios, que se ostentaron como miembros de la Familia Michoacana, pidieron 60 mil pesos de rescate y enviaron a los familiares de Juan Pablo un video donde aprecian que el joven tenía el cuello envuelto en cinta plástica azul.
Los familiares de Juan Pablo pagaron 8 mil pesos para que lo dejaran libre, sin embargo, no fue suficiente para los secuestradores que les dijeron: “ahí lo van a recoger, ahí enterrado”. No volvieron a saber de él, hasta que fue desenterrado del centro de rehabilitación de Jocotitlán, envuelto de pies a cabeza en la misma cinta plástica azul.
“El Canuto” operaba fosa común
“El Canuto” es identificado por las autoridades como un “devoto santero”. A dos metros de la fosa donde enterró el cuerpo de Juan Pablo había una pequeña capilla, con las figuras pintadas de veladoras encendidas y una corona al centro, rodeada de floreros y pequeños árboles recién sembrados.
A sus 25 años, “El Canuto” tenía tres meses haber recuperado su libertad, luego que entre marzo de 2022 y diciembre de 2023 estuvo preso en el Centro Penitenciario de El Oro, por robo con violencia a transporte de carga.
Los informes policiales señalan que antes de su primera detención estudiaba gastronomía.
Su madre, Maribel Canuto Pérez, alias “doña María”, también es identificada como integrante de La Familia Michoacana.
Ambos fueron detenidos, junto con otras 11 personas el pasado 18 de marzo, en un operativo realizado en el inmueble ubicado sobre la carretera Panamericana, a la altura del paraje Construrama en Jocotitlán, Estado de México.
Afuera del predio de “doña María” aún queda una lona con propaganda: “Mary, tu bienestar es primero, ven y cúrate, limpia de negocios, amarres, lecturas de cartas., amuletos, todos los trabajos están garantizados”.
El lugar es resguardado por miembros de la policía estatal, no obstante, una trabajadora que laboraba en la casa de “Doña Mari” aseguró a Milenio haber visto cómo alimentaban marranos con cuerpos de humanos.
De acuerdo con fuentes ministeriales, La Familia Michoacana también mató al hijo de la trabajadora de Maribel Canuto, Paul Ernesto Isabel Romero.
“Era un joven muy tranquilo, pasan muchas cosas en nuestra comunidad y no nos hacen caso”, comentó la trabajadora, quien por cuestiones de seguridad pidió no revelar su nombre.
Pobladores del municipio comentaron que La Familia Michoacana recluta jóvenes para tenerlos a su disposición y que trabajen para ellos, sin embargo, aseguran que, si no se cumplen con las obligaciones de los líderes, los secuestran o tratan de desaparecerlos.
Hoy en día se desconoce si en el predio hay más cuerpos enterrados, la Fiscalía del Estado de México excavó en uno de los tres lugares donde la tierra se encontraba removida, y según fuentes ministeriales los binomios caninos actuaron de la misma manera en los tres sitios, por lo que se sospecha que pudiera haber más restos humanos, sin embargo, no se perforó en más lugares.