De nueva cuenta, la marea rosa pintó el Zócalo de la Ciudad de México con una cifra oficial de los organizadores de la Marcha por la Democracia de 700 mil asistentes —90 mil, según las autoridades capitalinas—, que se unieron a coro con expresiones de descontento hacia el obradorismo.

Aunque Lorenzo Córdova aseguró que la movilización no estaba orientada o dirigida en contra de algún gobierno, como el de Andrés Manuel López Obrador, o de alguna candidatura, como la de Claudia Sheinbaum, sí dejó claro que el reclamo es en contra de las propuestas de reformas que buscan favorecer el autoritarismo y debilitar a las instituciones.

Por ello, no fueron pocas las ocasiones que durante la concentración que se dio afuera de Palacio Nacional se escucharon consignas en contra del actual mandatario federal y, particularmente, cuando se mencionó dentro del decálogo de la Marcha por la Democracia la exigencia de que las autoridades actúen para evitar la intervención del crimen organizado en los comicios: “¡Narcopresidente!”, gritaron.

Hacia las 11:00 de la mañana de ayer, el Zócalo capitalino ya estaba repleto de personas, algunas desde los balcones y terrazas de los restaurantes que están en las inmediaciones, y la mayoría se empezó a dar cita desde las 8:00 horas en los alrededores o estaciones de Metro cercanas, como Pino Suárez y Allende, así como en las avenidas próximas, como el Paseo de la Reforma, y puntos estratégicos como el Monumento a la Revolución y avenida Juárez, cerca de la Alameda Central.

La mayoría de las personas, vestidas con playeras de tonos rosas y blancos, que fueron los colores distintivos de la marcha, se reunió en las inmediaciones del Zócalo, por lo que, por ejemplo, del Monumento a la Revolución hasta Avenida Juárez y el corredor Madero, se convirtió en un largo paseo de los asistentes a la marcha, que incluyó a varias familias e incluso se observó a menores de edad y adultos mayores.

Incluso, asistieron personas con bastón, en silla de ruedas o con andaderas que, según explicaron sus familiares, querían estar presentes en la Marcha por la Democracia, por lo que acudieron en automóvil, pero todavía caminaron por Madero hasta la plancha del Zócalo.

Los asistentes se dijeron convencidos de que “el poder de la gente es más grande que la gente en el poder”, como reflejaron en sus pancartas, mientras que otros portaban cartulinas con el mensaje: “Si no salimos a votar, éstas serán nuestras últimas elecciones”.

Guerra de cifras

Desde el inicio del evento, antes de los discursos, los organizadores, concentrados en Unid@s, dieron a conocer que las estimaciones sobre los asistentes que ya estaban en el Zócalo para las 11:00 horas eran más de 700 mil.

Incluso, señalaron que, en conjunto con los que se manifestaron en las ciudades de otros estados y de otros países, ayer se habían movilizado un millón y medio de mexicanos en defensa de la democracia.

Sin embargo, el gobierno capitalino, encabezado por Martí Batres —la Secretaría de Gobierno en conjunto con la Secretaría de Seguridad—, informó que la estimación realizada sobre la cantidad de los asistentes es de 90 mil personas.

“Fue algo sin novedad”, declara el Presidente

El Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que México es un país “auténticamente democrático”, por lo que ante la Marcha por la Democracia se limitó a señalar que se desarrolló “bien, sin novedad”.

Durante su visita a Puebla, donde fue cuestionado por la movilización que se realizó en el Zócalo capitalino y en otras ciudades del país, señaló que ésta estuvo “bien, bien, sin novedad, como dirían en seguridad pública, que es lo mejor”.

Aseveró que en una dictadura, aquellos que fueron parte de estas manifestaciones no podrían participar y negó que tengan sustento los señalamientos en su contra respecto a que interviene en los procesos electorales.

“Ellos fueron los que establecieron la antidemocracia con los fraudes electorales, acusando que muchos de los intelectuales que hoy fueron a marchar no dijeron nada cuando realizaron tremendos fraudes electorales contra su movimiento”, dijo.

Ante la pregunta respecto a si existe confianza en el Instituto Nacional Electoral (INE), el titular del Ejecutivo federal sostuvo: “Hay confianza en el pueblo de México, que ya es un pueblo muy consciente y muy politizado. No hay nada que temer”.