Cerca de 7.000 migrantes avanzan por el sur de México hacia Estados Unidos, en una de las mayores caravanas que han salido de la localidad de Tapachula, fronteriza con Guatemala, en más de un año.

Los migrantes se quejan de la falta de acción luego de los anuncios hechos en la Cumbre Migratoria de Latinoamérica, el pasado 22 de octubre. Muchos de ellos llevaban meses varados por la falta de permisos para transitar por territorio mexicano hacia la frontera norte.

«En Venezuela las cosas están muy duras, no podemos vivir con el dinero que tenemos, no nos alcanza, y por eso nos vamos a Estados Unidos», dice Óscar Gutiérrez, un migrante venezolano que viaja con su esposa y dos hijas.

Gutiérrez forma parte de la caravana de migrantes, en su mayoría centroamericanos y venezolanos, que el lunes 30 de octubre partió desde la ciudad de Tapachula, en el estado de Chiapas, sur de México, con el objetivo de llegar a la frontera con Estados Unidos.

Los migrantes han decidido mantener su recorrido pese a la formación de la tormenta tropical Pilar, que puede provocar fuertes lluvias en Centroamérica y partes del sur de México, país recién azotado por el huracán Otis.

“Aquí nos vamos a quedar, vamos a valorar cómo viene el huracán y aquí vamos a quedarnos a descansar”, señaló Irineo Mujica, director de la ONG Pueblos sin Fronteras y organizador de la caravana, justo cuando cuando los migrantes llegaron hasta la comunidad de Álvaro Obregón, a unos 15 kilómetros de Tapachula.

Escoltado por funcionarios de protección civil y ambulancias, el grupo, integrado por cerca de 7.000 personas, según Pueblos Sin Fronteras, avanza este 31 de octubre hacia el norte de México, muchos de ellos luego de haber esperado sin respuesta por varios meses un permiso de tránsito del Instituto Nacional de Migración (INM).

Mujica dijo a los periodistas que la mayoría de los integrantes de esta última caravana son ciudadanos de Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Venezuela.

Miles de varados ante la falta de permisos de tránsito

La localidad mexicana de Tapachula, en el estado de Chiapas y epicentro de una persistente crisis migratoria por su cercanía con Guatemala, se ha convertido en un punto de concentración de extranjeros que se ven obligados a esperar durante meses por sus permisos de tránsito.

Miles de esos migrantes, la mayoría provenientes de Centroamérica o que han atravesado la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, se aventuran cada año a caminar luego de meses de espera sin respuesta por el permiso del Gobierno mexicano para poder transitar por el país.

El de ahora es, sin embargo, el grupo más grande que se lanza a hacer ese recorrido desde la Cumbre de las Américas de junio de 2022, cuando la cita se centró, precisamente, en el tema de la migración y se armó una caravana, luego disuelta, de al menos 6.000 personas que buscaban llamar la atención de los líderes continentales sobre su situación.

Irineo Mujica explicó a periodistas que, en esta ocasión, los migrantes decidieron dejar Tapachula ante la imposibilidad de obtener los documentos migratorios. Según el director de la ONG, algunos migrantes varados en Tapachula se ofrecieron a viajar a Acapulco, el balneario mexicano azotado por el huracán Otis, para trabajar como obreros en la reconstrucción de los municipios afectados, pero no recibieron una respuesta.

Sin embargo, este 29 de octubre, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que aglutina al sector privado mexicano, anunció la instalación de una mesa de trabajo, junto con la ONU y la organización Agenda Migrante, para detectar ofertas laborales para esta población.